Si por algo se está caracterizando este verano es por el buen tiempo: llevamos semanas disfrutando (y soportando) mucho sol y calor, que los amantes de la naturaleza atenuamos al aire libre con paseos a la playa, unas cervecitas en una terraza con familiares y amigos, ejercicio físico por el monte y por paseos fluviales, etc. Pero está claro que en algún momento hay que llegar a casa, relajarse y, por ejemplo, ¡ver una película! Hoy os ofrezco tres que tratan sobre el poder de la música en la educación.

Música cine

«Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema viene detrás de la emoción, el sentido, después.» Stanley Kubrick

La primera es la película titulada «Los chicos del coro»: en 1948 Clément Mathieu, profesor de música desempleado, acepta un puesto como profesor vigilante en un internado de reeducación de menores. El sistema represivo aplicado por el director conmociona a Mathieu. Enseñándoles música y canto coral a estos niños tan difíciles, Mathieu transformará sus vidas cotidianas.

Otra de las películas que os propongo ver es «Profesor Holland»: Glenn Holland (Richard Dreyfuss) ve como su trabajo actual como músico en fiestas privadas no da para mucho, mientras sueña con componer su gran obra. Cuando se decide a cambiar de trabajo y se convierte en profesor de una destartalada escuela, descubre su verdadera vocación; enseñar a los jóvenes a entender la vida a través de la música.

Por último, «Música del corazón»: Basada en una historia real, narra la vida de Roberta Guaspari, una violinista que dejó su carrera de músico profesional al casarse. Años después, a pesar de que su marido la abandonó a ella y a sus dos hijos, Roberta consigue rehacer su vida personal y profesional enseñando música a los niños pobres del East Harlem, un barrio de Nueva York.